El vaso medio lleno o medio vacio, según se mire. |
En 2010, el mercado editorial español generó 2.890
millones de euros y dio empleo a más de 30.000 personas. El sector del
libro es, además, la única industria cultural netamente española del PIB
(representa aproximadamente el 0,7%) y su importancia en la marca
España es indudable.
Sin embargo, esta industria lleva cuatro años instalada
en unos números rojos que, en lo tocante a 2012, han aumentado de forma
preocupante. Según los datos que maneja Nielsen (la OJD de los libros),
el descenso total en ventas desde principios de año es del 15% y los
títulos más populares sólo llegan a la mitad de ejemplares adquiridos
respecto a 2011.
Las grandes librerías van más allá y aseguran que la
caída puede rondar el 30%. Un dato que reafirman las tablas de la
Confederación Española de Libreros (CEGAL), que analiza las ventas de
casi 300 librerías. Según su informe, un simple vistazo al Top 100
revela datos muy preocupantes: en octubre se vendieron 47.125 ejemplares
(en teoría es el mes más potente del año), en febrero apenas 37.500 y
en marzo, 46.300.
Pero de la preocupación se pasa a la estupefacción si se
examina el ranking semanal de la patronal de los libreros y se comprueba
que 'El enredo de la bolsa y la vida' (Seix Barral), de Eduardo
Mendoza, es el libro más vendido en toda España con la pírrica cifra de
825 ejemplares (6.300 al mes).
Los editores tienen claro que, aunque el descenso en el
poder adquisitivo en España derivado de la crisis tiene parte de culpa,
el problema de la lectura en España no es coyuntural, sino estructural.
La industria afronta además un cambio de modelo, que genera aún más
incertidumbre en un sector ya de por sí inestable.
Elena Ramírez, directora editorial de Seix Barral, tiene
claro que «cada año la crisis se nota de una manera más profunda, el
mercado se está polarizando y venden más los más conocidos». Lo
relevante es que «son varios años de caída consecutiva y las cifras
globales son graves». La editora de Eduardo Mendoza achaca el descenso
de ventas a la «disminución del poder adquisitivo de la gente» y afirma
que «habrá editoriales que se quedarán por el camino».
David Trías, director literario de Plaza & Janés,
considera «inevitable que el sector editorial se vea afectado por la
crisis». Random House Mondadori, grupo al que pertenece su editorial,
«ha vivido un arranque de año complicado con un descenso de ventas
notable debido a la bajada de consumo, aunque lo hemos podido compensar
con un destacado comportamiento del mercado latinoamericano». De cara al
futuro se muestra optimista, «ya que tenemos grandes títulos con
enormes expectativas y las ferias del libro animarán a los lectores a
seguir buscando buenas historias».
Tan buenas como la de 'El abuelo que saltó por la
ventana y se largó', de Jonas Jonasson, publicado por Salamandra, la
editorial de Sigrid Kraus. «Llevamos casi 80.000 ejemplares vendidos,
así que estamos muy contentos». Pero no es tiempo de euforia, ni para
Salamandra. «El momento es durísimo, sobre todo para las librerías, que
son las primeras expuestas». Kraus considera un error publicar muchos
títulos y asegura que «lo difícil y lo que todos queremos es encontrar
el 'long seller' que mantiene las ventas». La editora de J. K. Rowling
en España explica la caída del mercado en la ausencia del «comprador
casual» y considera que la piratería no está «incidiendo mucho», aunque
apela a la unidad del sector. La editora de Siruela, Ofelia Grande, el de Libros del
Asteroide, Luis Solano, y el de Nórdica, Diego Moreno, coinciden en su
reflexión al considerar que, en esta situación, la editoriales pequeñas
(y literarias) tienen bastante menos que perder que los grandes grupos.
Ofelia Grande confirma que los libros que más venden han
bajado a la mitad respecto a hace un año, y si comparamos más atrás el
contraste es más fuerte: un libro que hoy vende 6.000 ejemplares hace
dos años vendía 15.000. Luis Solano apunta que «el consumo ha caído y el
libro es un objeto de consumo». Por ello, según Diego Moreno, lo que
hay que hacer es «fortalecer el canal de las librerías porque hay una
situación de pánico, la cultura se resiente y la industria editorial
está viviendo la tormenta perfecta».
El análisis de Enrique Murillo, director editorial de Los
Libros del Lince, se centra en el crecimiento desmesurado que
experimentó la industria en poco tiempo: «Demasiados títulos, ventas
enloquecidas, y la burbuja reventó». Ahora «padecen los libreros, sufren
los distribuidores y como caiga alguno arrastrará tras de sí a los
editores medianos y pequeños».Pese a ello, Juan Casamayor, editor de Páginas de Espuma,
cree que «nunca hubo tal variedad de buenos títulos por el empuje y el
diálogo fresco de la edición independiente», y tiene claro que «a la
crisis hay que analizarla y combatirla también desde la actitud». Una
actitud que les conduce a todos a depositar sus esperanzas en las
próximas ferias del libro, como la de Madrid, que arrancó ayer mismo, y
la de Bilbao, que se prolongará desde el próximo jueves hasta el 10 de
junio.
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